Compacta, directa, gráficamente impecable.
La versión de pared de Yo-Yo conserva el mismo espíritu: vidrio soplado a mano, formas suaves pero decididas, suspendida con naturalidad sobre una base metálica que parece más un signo gráfico que un soporte.
Un punto de luz que sabe hacerse notar, incluso cuando está apagada.